Luis Cruz de Sola pregonó en la parroquia del Santo Cristo de San Fernando la Santa Cruz. El pregón giró en torno al sufrimiento y a la misión redentora de la madera que cobijó la muerte de Cristo. La iglesia presentó un aspecto inmejorable, gracias a la delicadeza de los hermanos de la corporación isleña, que ubicaron una reliquia del Lignum Crucis presidiendo el altar y que llenaron la nave para escuchar al pregonero de la Semana Santa de Jerez de 1996. El pregón contó cómo la hermandad del Santo Crucifijo se hizo con una reliquia autenticada de la mismísima Cruz de Cristo gracias a una donación de un hermano de la cofradía, y las relaciones que la hermandad ha entablado desde entonces con las hermanas de Belén. Luis, con su carisma e ímpetu habituales, desgranó las características propias de la cruz como arma salvífica, y también los compromisos a los que obliga a los cristianos en el difícil camino de la fe. El pregonero fue presentado por Juan Medrano, fiscal de reglas de la hermandad de San Miguel, y en la presidencia representó a la Unión de Hermandades Antonio Montoro.