Uno de los puntales de la conservación flamenco en la ciudad son sus peñas. Repartidas por diferentes barrios, atesoran en sus paredes -repletas de recuerdos- visitas de artistas, fotografías dedicadas y carteles antiguos, y también mucho cante, mucho baile, mucho arte. Es el caso de la Peña La Bulería, que goza de una magnífica sede en la calle Empedrada.
Fundada en 1977 ha pasado por diferentes etapas. “Las primeras reuniones se hicieron en un bar de la cuesta de San Telmo”, explica su relaciones públicas, José Manuel Rodríguez. Del primer local de la calle Baro tuvieron que marcharse porque no podían pagar el alquiler y pasaron al bar La Parra Vieja hasta que tuvieron fondos suficientes para irse a la calle Mariñíguez, un espacio propiedad de la bailaora Ana María López. Fue en 2005 cuando se trasladaron a su actual sede, construida por el Ayuntamiento, donde caben 240 personas sentadas para disfrutar de los espectáculos.