La hermandad de la Yedra puede presumir, ahora sí, de ser una hermandad sin complejos. Y en este amplio reportaje visual que les ofrece www.reporterosjerez.es podrán comprobarlo. Puede presumir de ello porque Jerez, lejos del hartazgo que suele provocar las repetidas salidas procesionales, volvió a echarse, literalmente, a la calle, para contemplar el paso de la dolorosa de Diego Roldán. Y puede hacerlo porque ella, la propia cofradía, ha decidido cómo quería celebrar su coronación canónica sin pensar en nadie ni nada más que su Virgen, y no solo lo está consiguiendo, sino que está enamorando a su ciudad, a su barrio, a sus hermanos y a sus devotos.

Sin complejos… Que quiero evocar aquellos tiempos en los que la dolorosa era Dolores… Pues lo hago, llevándola a San Lucas, en su palio negro del Miércoles Santo, custodiando con las marchas los sentimientos que iban atosigando a cuantos paseaban junto a la Esperanza de la Yedra. Que quiero acudir a cada templo donde estuvo la dolorosa… Pues lo hago, diseñando desde el primer día un amplio recorrido que ha llevado a la Esperanza por templos tan dispares como el Asilo de San José o San Miguel, llegando incluso hasta la Basílica de la Merced para recibir la distinción municipal. Que quiero una corona de oro… Pues la hago, con los hermanos Delgado al frente, labrando una absoluta preciosidad que podrá ser contemplada con todo lujo de detalles a partir del sábado en las sienes de la Esperanza. Que quiero despedirme de la Plazuela… Pues hago una multitudinaria misa de campaña, en la misma plazoleta que ha cobrado vida estos meses, gracias a la Esperanza.

Así fue también el traslado de ayer. Con ‘Tus Dolores son mis penas’, sonando hasta tres veces seguidas para recordar a Paco Bazán, y también para despedirse de San Lucas, comenzó un traslado vibrante, en el que todo jugó a favor de corriente para los cofrades de la Esperanza. La dolorosa, impecablemente vestida, -una vez más por José Carlos Gutiérrez-, iba recorriendo las calles que separaban San Lucas del primer templo jerezano, envuelta en una multitud que no dejó de acompañarla hasta que, dos horas después, arrió los zancos en una capilla catedralicia. Exquisito el repertorio musical, con marchas todas, sin excepción, clásicas, de las de siempre, de las que nunca deberían olvidarse y delicioso el andar de un paso que ha hecho estos traslados con la cuadrilla del Señor de la Sentencia, en un gesto de generosidad de la junta de gobierno y de los costaleros de la Esperanza, que vivirán el sábado su salida procesional más esperada.

Y así, podría poner mil ejemplos más. Y será que como ellos se lo creen, y lo están viviendo de manera intensa, han contagiado al resto de la ciudad, que contemplan las procesiones extraordinarias como lo que son, acontecimientos únicos para estar junto a la Madre de Dios, y no como mero trámite antes de la coronación canónica. El éxito de estos traslados ha sido sin duda fruto del esfuerzo diario de la junta de gobierno y de los hermanos de la Madrugá, que han ido tejiendo con sus oraciones, con sus plegarias y con sus piropos, un manto verde esperanza en el corazón de todos los devotos, que cuentan, ahora sí, las horas para que se corone la Esperanza de la Yedra.

Será el próximo sábado. Estamos a solo seis días. Pero está claro que la coronación canónica de la Esperanza de la Yedra es ahora una exaltación de la figura de María, una honra a su nombre, y un claro ejemplo de que Jerez necesita, más que nunca, un rayo de Esperanza.