En julio se cumplirá un año del conocido como ‘crimen del botellódromo’, por el que perdió la vida un menor de edad llamado Jairo a manos presuntamente de otros dos jóvenes. Tras una instrucción ciertamente rápida la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Jerez ha señalado el juicio para el próximo día 27 de septiembre, como han confirmado a este medio fuentes del caso. En el banquillo se sentarán Jaime D. R. y Fernando R. M., acusados de un presunto delito de asesinato. Como se recordará, el fiscal pide para cada uno de ellos 15 años de prisión, además de una indemnización para la familia de la víctima cifrada en algo más de 102.000 euros.

La acusación particular, ejercida por Alfredo Velloso, solicita 17 años de cárcel y fija la cuantía a abonar en 250.000 euros no solo por los imputados, sino también por el Ayuntamiento como responsable civil de los hechos, al haber ocurrido en un espacio municipal. En lo que respecta a la defensa, el abogado de Jaime D. R. (considerado presunto autor material del crimen), Manuel Hortas, en sus conclusiones finales puso el acento en el “clima de conflicto previo” creado supuestamente por la víctima, a la que llegó a acusar de haber portado la navaja con la que finalmente fue atacada por su cliente “en un acto de defensa propia”. Es muy probable, por tanto, que Hortas siga esta línea de defensa a la que también podría sumarse el letrado del otro procesado.

El fatal desenlace se produjo en la madrugada del 22 de julio del pasado año, cuando según la calificación del fiscal los dos acusados se encontraban en el botellódromo y se toparon con Jairo y un amigo suyo. Este último había tenido un desencuentro con Jaime D. R. durante la Feria anterior, lo que avivó una discusión entre ambos. En mitad de la conversación, el procesado Fernando M. R. comenzó a exhibir una navaja “en actitud provocativa” mientras Jairo increpaba al otro por la reyerta que mantuvo unos meses atrás con su amigo. La discusión derivó en pelea, y la víctima le propinó un puñetazo a Jaime provocando un forcejeo que se agravó cuando Fernando se acercó para facilitarle la navaja.

Fue entonces cuando Jaime D. R. presuntamente le propinó cuatro puñaladas a Jairo “con claro ánimo de matar”: la primera de ellas le causó una herida punzante de escasa penetración, mientras que las dos siguientes le alcanzaron la cavidad abdominal dañándole el hígado. La mortal fue la última, que la víctima recibió en la cavidad torácica llegándole hasta el corazón, lo que en cuestión de minutos le provocó la muerte.