Antepenúltima etapa. Intenso y vibrante ambiente en los prolegómenos del primer coliseo jerezano. Farruquito vuelve al Teatro Villamarta tras varios años de ausencia. Y lo hace de la mano de la bailaora Karime Amaya, que tan buenas sensaciones dejó el pasado año en la Sala Compañía. Dos nombres. Dos sagas. Dos sellos. Dos formas de entender la danza. Dos dinastías con empaque. Con fuerza. Con agresividad. “Los Farruco” y ‘Los Amaya”. De ahí el enorme interés. Ante un público entregado incluso antes de abrir el telón del proscenio. Que se alzó con la nana interpretada por la cantaora Encarna Anillo – que tuvo mucho protagonismo durante toda la noche-. Bajo un sol naciente a través de los acordes del violín de Bernardo Parrilla. Una intro melosa para imbuirse en la propuesta.

Poco a poco se va descubriendo el resto de la escena. Dos grandes mesas –rodeadas de sillas de enea- y un piano –totalmente prescindible- presiden las tablas.

Suenan los acordes por seguiriyas y aparecen los dos bailaores. Farruquito y Karime. El público comienza a vibrar con un paso a dos sosegado y vehemente. Atemperado. En permanente y constante diálogo entre ambos protagonistas. Trabajado. Sobre ciclorama rojo. Juego de contraluces. Duelo de pies. A la postre, lo mejor de la noche.

Retorna la calma con una nueva nana. Para que Anillo rememore a su tierra con las ‘Bulerías de la Perla”. Íntimas. Al golpe.  Hasta que retorna el baile de Amaya. Por bulerías. Rápidas y electrizantes. Con final mareante.

Seguimos en el ternario. Rumbo a las alegrías. Farruquito de blanco inmaculado. Retorna a la versión más dieléctrica. Incluso acrobática. Defendiendo sus señas de identidad. Diligente y rabión.

Suena los acordes del piano. Yumitus –tapado por su propia genelec- toca por zambra. ‘La Niña de fuego’ para la bailaora. De Rojo. Antonio Villar le canta. Mientras que ella danza con excesiva fuerza. Restándole la sensualidad que la pieza reclama. Mientras el estupor del atrás oculta las notas del pianista. Farruquito remata la escena por tangos.

Otro respiro. Con la taranta de la sonanta de Román Vicenti. Que da paso a la “improvisación” medida del nieto de Farruco encima de la mesa. Mientras que un reloj proyectado incide en el concepto del tiempo. Los segundos y los minutos pasan. Llegamos al tramo final. Soleá por bulería de la sobrina nieta de la inigualable e inimitable Carmen Amaya. De latigazos y ramalazos.

La propuesta incide en el ternario. Esta vez más ralentizado para la soleá. Un baile que Farruquito compartió con su “atrás”. Perseverando en el efectismo. Y brindando pequeños sorbos de autenticidad.

Vuelven los protagonistas a escena. Fin de fiesta por bulerías. Ante un público completamente entregado desde el principio.

La ficha

Baile: Farruquito y Karime Amaya (artista invitada)

Piano: Jaime Calabuch

Cante: Encarnita Anillo

Cante y palmas: Antonio Villar, José Manuel Doya ‘Zambullo’

Guitarra: Román Vicenti

Violín: Bernardo Parrilla

Percusión: Luis Amador

Coreografía: Antonio Canales y Farruquito.