Las diez y veintidós minutos de la mañana del primer lunes de Pentecostés de este año de 2018. La Reina de las Marismas se acercaba al porche de la casa de hermandad de Jerez. Los almonteños llevaron en volandas a la Santísima Virgen para cumplir con la tradición de ese mágico encuentro donde las palmas por bulerías suenan más redondas y a compás que en cualquier otra parte. Así fue cómo comenzaron a tañir las campanas de la casa de Jerez porque la Virgen ya estaba muy cerca.













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