Jerez de vuelta tras ser durante algo más de una semana un pequeño corazón de la provincia de Huelva. Jerez se ha hecho marisma, cante, romero… Y se ha enamorado, un año más, de la Blanca Paloma, en la Aldea del Rocío.
Atrás quedó la noche en Marismillas, tranquila, sosegada, conocedora de que el final ya estaba cerca. Atrás quedó ya el ángelus en Bajo Guía y en el horizonte ya solo queda Ventosillas, donde la hermandad almorzará, y rumbo a Jerez.
La hermandad llegó a la altura del complejo comercial Luz Shopping (Ikea) sobre las siete y media, teniendo como siguiente objetivo una visita a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Merced, para después llegar a la Porvera.
Ya solo queda soñar con la próxima romería, y con el 19 de agosto, fecha en la que la patrona de Almonte volverá a salir a las calles para conmemorar el bicentenario del Rocío Chico y el Año jubilar rociero. Mientras, solo queda soñar, y echar la vista atrás…
La cita era a la una de la tarde. Esperada por todos, almonteños, jerezanos, lugareños… Jerez ha llegado hoy al Rocío, y lo ha hecho rompiendo el aire con sus sones inconfundibles, con el vuelo de los volantes de los trajes de gitana, con las voces de bronce de los gitanos más señoriales, con las bulerías más exquisitas… Ya está aquí Jerez, porque Jerez ha llegado hoy a la Aldea del Rocío, a cumplir un sueño que lleva repitiéndose, cada noche, en las almohadas de los romeros…
Tras cuatro días de camino, hoy los peregrinos al fin pueden entregar su esfuerzo, su sudor y su devoción a la Virgen del Rocío. Tras eternas jornadas repletas de cansancio, la caballería podrá, elegante, saludar a la patrona de Almonte, mientras que el simpecado se vuelve ante la Reina de las Marismas en una presentación esperada por todos, y no por ello menos deseada. Jerez ya está en el Rocío, y por tanto, el corazón de la Aldea se desplaza por unas horas hasta la calle Muñoz y Pavón y Bellavista, para ver cómo canta el Coro Al Alba, para ver la petalá del Sopetón, para emocionarse con las niñas del Pastorcito Divino, o con la solera de la peña La Carbonera. Jerez llega desde la Albarizuela hasta el Rocío, y se queda en la peña Manuel Valderas junto a la Madre de Dios, que hoy espera en su ermita a que los almonteños, en apenas 48 horas, salten su reja pasearla, por tercera vez en tres semanas, por las calles de la Aldea.
Y mientras llega ese momento, disfrute con Jerez. Siéntase orgulloso de ser de esta bendita tierra que, gracias al esfuerzo de nuestros antepasados, hoy muestra altanera su cariño, su fe, su devoción y su amor por la Virgen del Rocío, y lo hace saboreando cada paso de cada simpecado, cada carreta de bueyes, cada peregrino sediento, que pase por Bellavista o Muñoz y Pavón durante toda la jornada. Una jornada que terminará, a buen seguro, cuando los rayos del sol despunten en la mañana del domingo, clareando la marisma…
Muchos dicen que el viernes habría que cambiarlo, reorganizarlo… Avanzar más metros en la jornada del jueves, para no tener que recorrer medio Coto de Doñana en tan solo una jornada. Muchos hablan de la dureza de la Raya, de las arenas del Cancelín, de la noche triste de Carboneras frente a la algarabía de Marismillas… Hay quien dice que se hace por la eucaristía de la hermandad en el Cerro de los Ánsares, la catedral que Dios esculpió con arena y agua a fuego lento, sin prisas, horadada por el paso de los siglos, hasta crear sus bóvedas azules y sus aromas a mar y romero…
Hay quien dice que habría que cambiarlo todo. Y hay quien opina en cambio que en realidad, lo hermoso del viernes es estar tan cerca de la Virgen, que casi la puedes oler, que casi la puedes sentir, pero que todavía no la puedes tocar… Ver su mirador tan cercano, ver la Canaliega a tiro, dormir pensando en lo poco que queda para entregarse por entero a Ella, pero sin poder entregarse todavía. Una pequeña penitencia dentro de la alegría de la romería, dicen…
Jerez no sale en todo el viernes del Coto, porque se queda a apenas unos metros de sus lindes. Pero ya muchos hermanos de la hermandad, tras el rengue del almuerzo en la Laguna del Sopetón, han seguido su camino hasta la Aldea, para esperar la entrada de la hermandad en la jornada de sábado, cuando el reloj sobrepase la una de la tarde, y los caballos de Jerez irrumpan poderosos por la calle Bellavista. Se acaba la romería, pero comienza ahora un nuevo sueño, un nuevo objetivo que pasa por encontrarse cara a cara con Ella, pedir por los que ya no están a nuestro lado, rezar por los que hemos dejado en casa y abrazarnos con los que hayamos llegado hasta su ermita… Todo eso será este sábado, cuando Jerez abandone el Coto.
Este viernes, a las 10.20 horas, la hermandad de Jerez ha realizado la misa en El Cerro de los Ánsares. Los hermanos han homenajeado a Isaac Camacho, Hermano Mayor, por su dedicación, compromiso y colaboración.