Vergüenza, despropósito, poca dignidad, falta de transparencia… Y así todos los calificativos que le quieran poner. El Xerez es un muerto viviente que no termina de dar una a derechas y de nuevo se vuelve a equivocar. Y en esta ocasión no son los dirigentes, que buena culpa tienen del lío en el que se encuentra la institución. Los futbolistas, que durante toda la temporada han recibido el apoyo de la afición, no están al nivel de la categoría en la que aún militan. El último episodio ha sido el desplante de todos los jugadores y la patada en el ‘culo’ al entrenador Carlos Ríos.

La web oficial del club había anunciado una rueda de prensa conjunta del entrenador con los cuatro capitanes del equipo, Mendoza, Barber, José Mari y Bruno Herrero, para lanzar un mensaje de ánimo, de disculpas por la imagen ofrecida y de respaldo hasta final de temporada. Sin embargo, y por sorpresa de todos, la comparecencia quedaba suspendida horas antes de producirse. Falta de profesionalidad total en los jugadores y divorcio en el vestuario azulino, que han dejado muy a las claras que no quieren al entrenador sanluqueño. Una imagen que agrava mucho más la nefasta situación de una entidad más muerta que viva y que se desmorona por cada minuto que pasa.

Un nuevo episodio del Xerez, lamentable y bochornoso, que no hace más que evidenciar que la actual plantilla no está a la altura de las circunstancias. Falta de profesionalidad y de dar la talla en el trabajo, creyendo que pueden estar por encima de los demás. De una ciudad, de una afición azulina incondicional que les ha apoyado en los malos y buenos momentos. Muy pocos, por no decir nadie, están a la altura en estos momentos. Nueva muestra de debilidad de un muerto viviente que está escribiendo sus últimas letras en la categoría de Plata.