Una vez vividas las primeras sensaciones el domingo, disfrutadas las primeras emociones, saboreado los primeros compases de una partitura que se extenderá hasta el próximo Viernes Santo, cuando la Piedad despliegue su manto por la capilla del Calvario de recogida, comenzó la Semana Santa. Llegó el turno del Lunes Santo, el día de los costeros de la Cena, de las bengalas de la Viga, de la juventud de la Paz de Fátima, del barrio de la Plata entregado a la Candelaria o de la piedad y ascetismo de Amor y Sacrificio.

Y las cinco hermandades salieron a la calle y pudieron procesionar con normalidad hasta poco después de las ocho y media, momento en el que empezó a chispear en el centro de la ciudad. Se vivieron momento de confusión en las cofradías y surgieron las lógicas dudas sobre lo que hacer. La Cena sorprendió decidiendo regresar, aprovechando que ya estaba cerca de su casa de la Parroquia de San Marcos. La Paz de Fátima se refugió en la Catedral, pero finalmente decidió continuar. Amor y Sacrificio hizo lo propio en Santo Domingo, mientras que La Viga y La Candelaria continuaron su recorrido con total normalidad, pese a que había previsiones que apuntaban a que podía acabar lloviendo con más fuerza más tarde.

El Lunes Santo es el día en que todo comienza a rodar, a ir cogiendo velocidad en este crucero en el que nos hemos embarcado, con cinco hermandades que ofrecen una variedad importante, muy importante de sensaciones, de improntas, de estéticas radicalmente opuestas pero absolutamente compatibles entre sí. Es tiempo de ir paladeando cada marcha, cada rincón, cada mando de unos capataces que poco a poco van quedando afónicos por la exigencia de su trabajo.

Especialmente aconsejable era la salida de la hermandad de la Candelaria, cuando el barrio se confunde con las capas de unos nazarenos que vuelven, cansados, muchas horas después por la calle Lealas. Y los faroles de la iglesia de San Marcos cuando sale, entre costeros e izquierdos, el Señor de la Cena, el del caminar de ensueño. Por cierto, que volvió por la Carpintería Baja, decisión de última hora de la junta de gobierno, que confió en Antonio Torrent los mandos de la cuadrilla del paso de la Paz y Concordia. Importante disfrutar con el crucificado más antiguo que sale a la calle en Semana Santa, el de la Viga, así como de las bengalas del Reducto en su recogía, e ir al encuentro de la Paz de Fátima cuando la corporación se ponga en marcha, un verdadero espectáculo de cortejo, con multitud de niños arropando los dos pasos que la cofradía ha puesto, en tiempo récord, en la calle. Por cierto, la Virgen del Refugio estrenó corona, de plata sobredorada, obra de Antonio García Falla. Y, por supuesto, contemplar, aunque sea un solo segundo, la cara de Nuestra Señora del Amor y Sacrificio. Para dejar que los rezos de sus nazarenos se apoderen de sus conciencias y llevar así a su lado mucho más tiempo del que creían que iban a estar…

Lunes Santo. El día de los contrastes. El día que confirmamos que sí, que ya es Semana Santa en Jerez. Aunque en esta ocasión ha estado marcada por la lluvia, que sigue amenazando con estar presente durante lo que resta de semana.