La hermandad de las Angustias se aferró ayer a una parte de su historia, y lo hizo fiándose del criterio de Jesús Rosado, uno de los más prestigiosos restauradores de la actualidad. Y se aferró a su propia historia porque el manto de la Virgen de las Angustias, y el pendón de los Siete Cuchillos, son parte del patrimonio de Jerez, y no solo de una hermandad, o de una iglesia en concreto. Por eso no podía fallar la hermandad que preside Francisco José Mancilla, y no lo hizo.

Pasará a la historia de la hermandad el actual hermano mayor, y su junta de gobierno, por su valentía a la hora de actualizar el estado de conservación del patrimonio de la hermandad. No por estas dos obras únicamente, aunque evidentemente también por ellas. Pero es que Mancilla ha restaurado el cancel de la puerta de la capilla, la propia dolorosa y ahora estas dos piezas, y fiando siempre su patrimonio a las mejores manos posibles. Así lo hizo con la Virgen que manda en la plaza de las Angustias, confiando en la pericia de Francisco Bazán, y así lo ha hecho ahora, cediendo todo el protagonismo a Jesús Rosado, uno de los grandes bordadores de nuestro tiempo.

Parecía que no se podían restaurar… Y de hecho, el pendón se ha consolidado en sus tejidos, manteniendo su aspecto original. Pero ahí están, gracias a la valentía de la junta de gobierno, a la comisión técnica que la ha asesorado, al trabajo del bordador y a la confianza de los hermanos de las Angustias, tanto el manto de la dolorosa como el pendón, dos de las piezas más importantes de la Semana Santa felizmente restauradas.

El manto, de finales del s.XVIII, sería una de las piezas más antiguas de la hermandad si no fuera por el siglo de antigüedad que le saca el propio pendón. Pero en cualquier caso, su historia y su antigüedad dejan, muy claro además, la categoría de las dos piezas que acaban de ser recuperadas para nuestras cofradías, y la categoría de un bordador que ha aplicado dos técnicas, dos criterios muy distintos de restauración en una pieza y en otra. Con esta decisión, ha dejado satisfechas tanto las expectativas de la junta de gobierno, como de los propios hermanos, que ahora observan los esplendores casi originales del manto de la dolorosa, y recuperan la fortaleza de su pieza de bordado más emblemática, pero respetando la antigüedad de los hilos que tejen el pendón.

Una restauración que se suma a las que recientemente se han presentado en nuestra ciudad, y que deja el camino libre al próximo hermano mayor que quiera asumir la responsabilidad de gobernar la hermandad del Domingo de Ramos. Una hermandad a la que en unos meses dejará el actual hermano mayor, Francisco José Mancilla, en un lugar de privilegio.