Aunque fue el 10 de febrero de 1953 cuando llegaron los primeros animales al recinto de Tempul gracias a la labor del concejal Alberto Durán, la historia del parque se remonta a mucho antes. Concretamente, la ciudad le debe al ingeniero Ángel Mayo la construcción del gran depósito de agua –llamado Depósito de Tempul- con el que fue posible la llegada del agua corriente a los hogares jerezanos en junio de 1869. Aún hoy, esta inmensa obra de ingeniería para la época sigue abasteciendo al 10% de la población, concretamente a la calle Porvera y sus alrededores.

De forma paralela, los responsables de la época acometieron el ajardinamiento de los alrededores del depósito para la conservación óptima del agua y para reducir el impacto visual del edificio –estaba situado en la zona más alta de la ciudad y sería bastante llamativo-. Así se conformaron los llamados Jardines de Tempul, que se municipalizaron en 1938 para el esparcimiento de los jerezanos. De este jardín original queda una importante masa arbolada compuesta por ejemplares de pino piñonero, pinos carrascos, cedro del Himalaya, araucaria y plátano de sombra. Por su rareza destacan el Araar, el viñátigo, el árbol de la lluvia chino o el almez de Mississipi, muy escaso en los jardines europeos. En total, más de 1000 ejemplares de 200 especies diferentes y 400 variedades de arbustos y plantas anuales.

Los primeros inquilinos del zoo

Un águila real, una pareja de avestruces, un mono dril y un león fueron los primeros pobladores del zoo, gracias a la iniciativa del concejal de Parques y Jardines, Alberto Durán, y el apoyo de personalidades de la ciudad. Especial recuerdo han tenido siempre los jerezanos del mono, llamado Kiki.

En los diez años siguientes la familia se fue ampliando con la llegada de leones, gorilas, serpientes y otras especies procedentes de la Guinea española. En 1963 el Ayuntamiento aprueba el nombre de Parque Zoológico y Jardín Botánico Alberto Durán, aunque en 2003 se empieza a utilizar la denominación de Zoobotánico de Jerez. No obstante, el patronato no ha perdido oficialmente el nombre de su fundador.

La primera remodelación se hizo en 1973 y en 1985 se pone en marcha el plan de viabilidad que determinará los fines de la institución: la conservación, la educación y la investigación, que lo rigen hasta hoy. Desde entones y hasta ahora el zoo ha dado grandes pasos en estas tareas con los programas de conservación del lince ibérico y el ibis eremita. El parque recibió en 2006 el Premio Andalucía de Medio Ambiente.

El futuro del parque incluye un proyecto de ampliación que duplicará su actual espacio.