Tras casi siete años cerrado al público, el Museo Arqueológico de Jerez podrá volver a recibir visitantes el próximo mes de noviembre. Si se cumplen los plazos estipulados, las últimas obras terminarán dentro de dos semanas y los técnicos especialistas se pondrán manos a la obra para colocar cada pieza en su lugar asignado.

Para la alcaldesa, María José García-Pelayo, “es un proyecto que ha sufrido muchos problemas por falta de financiación y es un motivo de satisfacción haber sido capaces de desbloquearlo”. Ha recalcado, además, que “es el único museo que realmente tiene la ciudad y será un revulsivo”. La remodelación ha consistuido en la reforma y ampliación del edificio casi al doble de su espacio original, lo que ha permitido incrementar el número de piezas expuestas de poco más de 900 a 1.500.Además, se ha adaptado a las nuevas tecnologías museísticas.”Es importante porque aquí se guarda nuestra historia”, ha asegurado García-Pelayo. Entre las novedades destaca el recorrido abreviado de 13 piezas que representan diferentes etapas importantes de la historia de la ciudad.

El equipo de gobierno y los responsables del museo barajan dos posibles fechas de apertura, aunque noviembre es la que parece más probable. La otra opción sería abrir antes, el Día de San Dionisio, pero no al completo, sino solo dos de las tres plantas. Tras la reapertura habrá un periodo de puertas abiertas para que los jerezanos puedan reencontrarse con su museo.

Por su parte, la directora del museo, Rosalía González, destacó que “es el discurso de la historia de nuestra ciudad, ahora llegamos ya hasta finales del siglo XVIII”. La experta mencionó algunas de las piezas más valiosas de la exposición, tanto entre las que ya se han contemplado como las que se incorporan. Entre el primer grupo destacan “nuestro conjunto de ídolos calcolíticos, el retrato del anciano republicano de Mesas de Asta y nuestro casco griego del Guadalete”. De las piezas que se mostrarán al público por primera vez hay que señalar “el cojunto de cerámicas en verde y manganeso de la época califal que procede de la plaza Belén y que retrotrae los orígenes de Jerez a finales del siglo IX o principios del X y el plato califal del ciervo”. No obstante, González insistió en que “lo importante en un museo arqueológico no son las piezas individuales sino contar la historia”.