Ahora lo criticarán… Se escucharán mil voces criticando que salga el Desconsuelo a escasos 30 días de que la Esperanza de la Yedra haya paseado su corona de oro por las calles de Jerez buscando con alegría la Plazuela. Será sencillo buscar culpables por San Mateo, acusándolos de robar protagonismo a quien desde el obispado se había colocado en la primera línea de interés mediático, tanto por la coronación canónica en sí, como por otras muchas razones, caritativas, formativas o litúrgicas, que sería ahora eterno enumerar.

Pero qué quieren que les diga… 300 años no se cumplen todos los días. No estamos hablando de una celebración menor, sino de una oportunidad digna de tener un programa de actos propio, elaborado con sentido común y con criterio, para unir y fortificar más a la hermandad en torno a su devoción mariana, ni más ni menos que la Virgen del Desconsuelo. Una de las grandes, con permiso del resto, que se pasea por nuestra Semana Mayor cada año, y que incluso ha sonado en repetidas ocasiones como coronable en un futuro.

No me malinterpreten. Yo, como seguramente la mayoría de todos ustedes, creo que dos procesiones de esta envergadura en tan poco espacio de tiempo igual no es lo más aconsejable. Y mucho menos, cuando tenemos en puertas la petición de la hermandad del Perdón de hacer lo propio con sus dos pasos, o la del Cristo de la Expiración, que quiere celebrar el 425 aniversario fundacional y quinto de la coronación canónica de Nuestra Señora del Valle, con la salida de sus tres imágenes titulares a la calle. También en 2013, por supuesto…

Quizá la solución sea organizarlo todo para repartir los actos entre 2013 y principios de 2014. Quizá la solución sea denegar alguna de las solicitudes. Quizá la solución hubiese sido prever que estas circunstancias ocurrirían, y haber organizado de manera distinta todo este tinglado. Lo único que sí tengo claro son dos cosas. Que ni por San Mateo ni por la Plazuela son culpables de nada. Y que disfrutaré de ambas procesiones, gozando de una oportunidad espiritual única de encontrarme con la Madre de Dios, que buena falta me hace.

Para el resto, imagino que doctores tendrá la Iglesia… Pero en este caso, les aseguro que lo extraordinario, no será ordinario.