17 de octubre de 2013. Esa fecha formará, pronto, parte de la historia de la hermandad de la Soledad. Los hermanos de la Porvera, con su hermano mayor Álvaro de la Calle al frente, están citados en la iglesia de la Victoria para, tras el rutinario cabildo ordinario de apertura de curso, aprobar en uno extraordinario un único punto del día largamente soñado por muchos de los antiguos hermanos del Viernes Santo… el inicio del expediente de coronación canónica de Nuestra Madre y Señora de la Soledad.

Habrá que argumentar razones, históricas, devocionales, artísticas. Habrá que potenciar la labor social de la hermandad. Habrá que fomentar la devoción en una talla que trasciende lo estético, que va mucho más allá de filias o fobias. La Soledad es la soledad, porque todos alguna vez nos hemos sentido solos… Y eso, si los hermanos de la Soledad así lo aprueban, es lo que deben refrendar en un cabildo extraordinario esperado, anhelado, por los hermanos de la hermandad del Descendimiento.

Con esta aprobación serían dos las imágenes que tengan un expediente de coronación abierto, la Estrella y la Soledad, ambas de la calle Porvera. Dos imágenes muy distintas, dos devociones diferentes, dos hermandades tan distantes pese a la cercanía, que una abre la Semana Mayor y otra prácticamente la cierra. Sería el de la Soledad un expediente que sirva a sus hermanos para conocer, de manera mucho más profunda, la talla a la que oran cada noche, que preside sus carteras, que descansa en sus cabeceras. Una oportunidad histórica para que la Soledad aumente, si eso fuera posible, su devoción, su presencia en Jerez.

Se inicia, si así lo quieren sus hermanos, una carrera de fondo, cuya meta, cuya única meta, es coronar a la Soledad como Reina de los cielos… y como Madre nuestra. Nuestra Madre y Señora de la Soledad… Coronada.