Un año más, la hermandad de la Sed se convirtió en la devoción de los mayores, pese a su juventud. Un año más, el Cristo de la Sed obró el milagro de parecer de siempre, cuando es un recién llegado a nuestras vidas. Increíble la estación de penitencia de una hermandad que ya sueña con el año que viene, fecha en la que estrenarán las túnicas blancas y azules que aprobaron en fechas recientes en un cabildo de hermanos.
Es la hermandad de la Sed la prueba fehaciente de que, cuando se hacen las cosas bien, el futuro es esperanzador. Soberbia la actuación de su cuadrilla de costaleros, e intensísima la estación de penitencia que realizaron a la parroquia de San Miguel, la que siempre será su casa, porque allí bendijeron al Santísimo Cristo de la Sed. Una hermandad que, si todo sigue su curso habitual, estará en pocos años entrando en Carrera Oficial con el resto de hermandades, y ampliando de manera definitiva la Semana Santa por la zona sur de la ciudad.