Al término del partido entre el Xerez y el Córdoba que supuso el descenso de los azulinos a Segunda B se vivió una extraña situación de normalidad. A pesar de que el club vivía uno de sus días más tristes y de que perdía la categoría profesional después de disfrutar los mejores años de su historia no hubo la sensación de que se valorara lo que se estaba perdiendo. En estos casos es habitual que afloren los sentimientos y se suelte alguna lágrima, pero nada de eso hubo sobre Chapín. Es más, futbolistas como Keita incluso tuvieron una sonrisa para el cuerpo arbitral.












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