Por unanimidad. Como suelen, y deben, salir las decisiones trascendentes de una corporación que pretende ser grande. Sin fisuras, sin voces discordantes. Con una cohesión fuerte que grite que sí, que los hermanos del Consuelo querían a su dolorosa, ya por fin, bajo palio, y al nazareno del Amparo presidiendo el paso de misterio de la entidad.

Eso votaron ayer los hermanos del Consuelo en el cabildo que tuvo lugar en las dependencias de la hermandad, y lejos de ser una decisión más en la historia de la cofradía, es la votación que coloca a la hermandad en el lugar que siempre quisieron tener. Es ahora el momento de crecer, exponencialmente, en todos los sentidos. No sólo en el número de nazarenos, el tan traído y llevado número de nazarenos, sino en todos los sentidos.

Porque el Consuelo tiene mimbres para hacerlo. Y calidad para hacerlo. Y gusto para hacerlo. Da un paso al frente en su corta historia una hermandad que, lejos de acomodarse con el hueco que se había hecho en la Semana Santa jerezana, con la etiqueta de cofradía de regusto y sabor, busca ahora el más difícil, enamorar a Jerez en uno de los días más exigentes de la Semana Santa, el Miércoles Santo, con dos pasos en la calle, y con las ilusiones intactas.

Así lo han decidido los hermanos del Consuelo. Y Jerez, a disfrutarlo, con un nazareno ciertamente espectacular abriendo la cofradía, y una dolorosa por descubrir cuando doce varales la encierren en su estación de penitencia.