La salida procesional del Rosario de convirtió la tarde en un compendio de emociones y de recuerdos. La figura de Diego García de los Santos, el inolvidable Gorrión, se apropió de la procesión del Rosario, patrona de capataces y costaleros, de la que era hermano mayor hasta el momento de su muerte. En un sentido homenaje ideado por sus familiares, la mayoría de capataces de la ciudad quisieron sumarse a la celebración, participando de manera activa en una procesión que dejó, por momentos, aromas de incienso por las calles del casco histórico jerezano.

Con un repertorio cuidado, elegante, y con la sapiencia de Manuel Jesús Tristán en el martillo con la cuadrilla de la Exaltación bajo los faldones, la procesión fue ganando metros en un recorrido que le llevó por Chancillería hasta la Merced, para recogerse sobre las once de la noche en la iglesia de la Victoria, de donde salió horas antes. Una procesión que si bien ha tenido sus altibajos, parece que ahora sí se va confirmando en el calendario de procesiones de gloria de la ciudad, y que fue seguida por numeroso público en todos los rincones de su recorrido.

Con esta procesión, y a la espera de la salida procesional de la Virgen de la Cabeza, el próximo 10 de noviembre, se pone punto y final a las procesiones de gloria, que este año han sido numerosas y variadas y que confirman que Jerez ya no vive sólo de la Semana Santa, sino que tiene un calendario litúrgico amplio y variado durante todo el año en el que encontrarse con la Virgen.