Quienes conocen a Antonio Fernández, exconsejero de Empleo de la Junta y expresidente del Consejo Regulador, saben que no tiene carné de conducir y que, por lo tanto, siempre ha dependido de otros para desplazarse en coche. Pues bien, parte del tiempo que ha pasado en prisión por su imputación en el caso de los ERE, hasta que logró depositar la fianza de 450.000 euros requerida por la jueza que lleva el caso, lo ha invertido en prepararse para sacarse el permiso de conducción. Aunque cuentan personas muy allegadas a él que eso fue solo al principio de su estancia en la cárcel, cuando todavía mantenía la esperanza de una rápida puesta en libertad, tiempo que también dedicó, por ejemplo, a leer, a escribir y a intentar ayudar a otros presos. Pero el desánimo iba pudiendo con él a medida que pasaba el tiempo y veía que seguia encerrado -hay quien apunta que llegó a caer en una fuerte depresión-, y esas ganas de hacer cosas se acabó esfumando casi por completo.