“Estaba mareado, despejé una pelota con la cabeza y la vista se me nubló. Cuando el árbitro pitó el final de la primera parte no me dio tiempo ni a llegar al banquillo cuando desconecté de todo. Pareció que me había ido de la tierra”. Con estas palabras cuenta Álvaro Lechuga a Reporteros Jerez las sensaciones que tuvo justo antes de desplomarse sobre un campo de fútbol este fin de semana. Leer noticia completa













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