Jerez tiene un tesoro, que cierra el Domingo de Ramos, y que lleva a su Hijo muerto en los brazos. Una cofradía de ensueño, con un gusto exquisito para hacer las cosas, que deja en evidencia a quienes aburre el capirote esbelto, el andar pausado, y el sonido del silencio.
Tiene Jerez un tesoro que se llama Angustias, que encierra en su pecho cada noche de Domingo de Ramos las ilusiones de quienes esperan con esperanza, de quienes rezan con fe, de quienes miran con devoción a la Santísima Virgen. Una cofradía que es un dulce, que precede a un misterio doloroso imperecedero, porque nada hay como el amor, y el dolor, de una Madre viendo a su Hijo.
Jerez tiene un tesoro… que se llama Angustias. Y descansa ya en la capilla del Humilladero.













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