A primeros del presente noviembre, como cada comienzo de mes y como el que espera la nota de examen, aparecen los datos del desempleo en la ciudad. Y nuevamente hemos asistido a otro brutal repunte para el país, para la provincia y, por encima de los anteriores, para la ciudad de Jerez.

87.028  personas más en España han perdido su trabajo en el último mes, un 1,84% respecto a septiembre, y de ellos 1.062 son jerezanos y jerezanas que por desgracia han entrado a formar parte de ese trágico listado y de unos terribles datos estadísticos. Trágico y terrible pero no menos doloroso es el efecto que le causa a cada uno de ellos a nivel personal, humano, y por supuesto familiar, verse incluidos en esa lista negra del paro.

El número de parados asciende ya hasta los 4.811.383 desempleados y desempleadas. Cerca de 5 millones de hogares abocados a sufrir este mal que desde el gobierno tanto nacional como local, pasando por el autonómico, son incapaces de minimizar.

No solo eso, sino que en todo este entramado de miserias y desgracias, nuestros gobernantes se atreven a excusar estos datos, pensando en todo momento que el ciudadano que una vez fue engañado (dos veces probablemente no) es sencillamente tonto. Justifican lo injustificable calificando incluso los datos de “alentadores”, añadiendo simplemente que son “claramente insuficientes”. Todo un cúmulo de despropósitos que hacen que día a día el desprestigio de la clase política sea cada vez mayor.

Efectivamente se ha destruido menos empleo, pero se ha destruido menos empleo por una simple razón, porque hay menos empleo que destruir. Por la misma razón por la que no se ha muerto ningún Tiranosaurio-Rex este año: porque ya se extinguieron hace miles de años. La realidad es bien distinta y admite pocas bromas. El último dato del paro es el más dramático y más duro desde 2008.

Unido a esto: menos estabilidad laboral, menos personas que reciben prestación por desempleo, menos derechos y capacidad de decisión de los trabajadores, más poder a los empresarios y a la banca, más discriminación de las mujeres, menos garantía a la financiación a las pymes,  más emigraciones de jóvenes preparados, la degeneración de las condiciones de trabajo, el deterioro del mercado laboral, y en suma, el derrumbe de un modelo socioeconómico con el que se han ido por el sumidero todas las conquistas de más de 30 años de Democracia.

Más en clave local, lo que sí ha quedado en la evidencia más absoluta ha sido el fracaso total del modelo de ciudad que dicen tener desde el gobierno local del PP, que sinceramente pienso que no existe y ya a estas alturas de la legislatura ni aparece ni lo espero. Muy lejos quedan aquellas declaraciones de la candidata a la alcaldía, María José García-Pelayo, en noviembre de 2010, cuando pedía involucrar a todas las fuerzas sociales, políticas y empresariales de la ciudad, y aunar voluntades entre las Administraciones públicas. Decía tener todas las recetas y que sería la más dialogante del mundo, especialmente con los grupos de la oposición. Pero nada de eso ha pasado y Jerez ha vuelto a perder un tiempo esencial para emprender el camino de la recuperación. Por ello, esta alcaldesa sabe que su peor enemiga es ella misma y las cosas que dijo que haría y ni ha hecho ni hará. Mucho más habrá que hacer, en todo caso, para contrarrestar estos pésimos datos de paro y, por supuesto, para escapar de esta angustiosa situación y regenerar todo lo destruido. Ésta es desgraciadamente la cruda realidad, y quien no la vea es porque no quiere verla o porque está tan alejado de ella que la desconoce.